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EL ILUSIONISTA CRISTOPHER NOLAN

  • ironacontacto
  • 5 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

Comentarios sobre Interstellar.

By (Mateo Cortés Monguí ) Colaborador Irona


Esto es especialmente evidente sobre el tramo final de la película, aquél que da paso al desenlace de la historia y del que no se sabe cómo o porqué el protagonista es capaz de tener comunicaciones con entidades en otras dimensiones del espacio y del tiempo. Al respecto intento ser lo más genérico posible ya que no quiero incurrir en los tan odiados spoilers, pero quien haya tenido ocasión de ver este film, incluso en más de una ocasión, quedará con cierta incógnitas sobre cómo Nolan decidió sortear la situación y resolver la problemática inicialmente planteada.

Admito que dicha solución es muy poética y conmovedora y quedará en la memoria personal y colectiva como un momento entrañable, pero el obsesivo que habita en mí no puede evitar compadecerse con el guión que fue víctima de ultraje y vejación.

Un fallo tan mayúsculo como

este contaminaría y arruinaría cualquier film, haciendo que genere odio profundo hacia éste. No es, sin lugar a dudas, una falla menor, y en manos de otro director probablemente sería materia de análisis y crítica implacable, más si cabe. No obstante, en Interstellar Nolan demuestra ser un solucionador de sus propios errores y es capaz de, con relativa maestría y sensibilidad, desviar la atención y tocar las más profundas fibras del ser humano, haciendo que todo proceso racional bajo el que se analice el film quede obsoleto, y generando un aturdidor torbellino de emociones que no hacen más que aderezar y sazonar la percepción crítica.

Aunque hasta hace unos años Cristopher Nolan no era santo de mi devoción, principalmente por el rumbo al que había conducido a la trilogía de Batman, posteriormente con Inceptión logró cautivarme y con Interstellar ha conseguido que estalle en un orgasmo cerebral. El cine de Nolan es altamente estimulante, bien por si se quiere analizar desde lo meramente narrativo y cinematográfico, o bien por si se quiere estudiar desde los temas que aborda y el tratamiento de los mismos. Nolan es un ilusionista que logra engañar a la gente, en un buen sentido, que como todo buen prestidigitador desvía la atención a conveniencia y que se mueve como pez en el agua por la mente y el corazón de su espectador. Por mi parte, me ha ganado.

Y es ahí donde se gesta el principal fallo de Interstellar, en que es incapaz de definirse a sí misma, es un film que, siguiendo la línea Nolaniana, y como se ha descrito al principio, está a medio camino entre un film que habla sobre temas y un film que relata eventos.

Esta indefinición supone un gran detrimento de cara a la apreciación global que se tiene sobre el largometraje, especialmente cuando se analiza con carácter retrospectivo, ya que con el propósito de embellecer la historia, de dotarle de metafísica, poesía y espiritualidad, el guión pierde solidez y se convierte en un ente gaseoso, algo que está ahí pero que realmente no conduce nada.

Interstellar muestra a un Nolan que es capaz de contar a través de las imágenes, que brinda el texto y el contexto en su justa medidad para que se desarrolle la historia con fluidez, y que pule sus recursos narrativos en tanto que se aleja de cualquier pleonasmo en el que guión y argumento compitan cruelmente por sobresalir. No obstante, el film protagonizado por Matthew Mcconaughey nos descubre en la otra cara de la moneda a un Nolan que aún trastabilla como guionista y que vende su alma al diablo so pretexto de dotar a su obra de lírica y onirismo.

Lo que antes era un viaje por el mundo de los sueños, ahora la travesía nos transporta al espacio; lo que antes era un compendio teórico sobre el inconsciente y la relatividad del tiempo a través de las capas del sueño, ahora hay física cuántica, agujeros negros y, nuevamente, relatividad del tiempo.

Mucho se ha escrito acerca de los paralelismos que guarda Interstellar con la clásica odisea espacial de Stanley Kubrick, por estructura, premisa y pretensiones, pero por tratamientos de temas y desarrollo de personajes, encuentro más similitudes con Inception (El origen), película inmediatamente anterior de este director y que presenta a un mortificado hombre que viajaba a través de diferentes dimensiones con la inextinguible esperanza de volver a ver a su familia. Similar ¿Verdad?

Interstellar es un ejemplo de ello, una película cuyo tratamiento de temas es fatuo y límite con el llamado “cine inteligente”, pero presentado de una forma que pueda entretener al vulgo que busca entretenimiento dominguero.

Resulta no poco difícil escribir sobre el cine de Cristopher Nolan, un director que se pasea a placer entre el cine más pretencioso y pedante, y el cine más directo y dirigido al público masivo. Su filmografía puede dar pistas sobre las ambivalentes tendencias del director al hacerse comparaciones inter-película, pero el análisis también resiste la comparación intra-película.


 
 
 

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